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EL TATUAJE CARCELARIO

EL TATUAJE CARCELARIO En las cárceles, la práctica del tatuaje pone al descubierto un submundo de significados ocultos. Los presos fueron unos de los primeros grupos que usaron los tatuajes para diferenciarse del resto de la sociedad, ya sea como señal de rebeldía o como símbolos de pactos entre logias carcelarias.
Los internos los denominan "tumberos", y en general responden a un significado bastante específico.
Acostumbrados a flirtear con la muerte y el peligro, no dudan en jugar al filo de la ley. Y a través de los dibujos profieren mensajes amenazantes contra el orden establecido. Cuando un preso se hace el tatuaje de una serpiente enroscada en una espada, está expresando simbólicamente que se ha comprometido a matar a un policía. Y su promesa no tiene retorno, es imborrable.
En muchos casos, los tatuajes carcelarios demuestran y afianzan metafóricamente los lazos familiares. En otros, expresan agresividad o confieren mayor jerarquía a quien los porta, dentro del círculo de los presidiarios.
De acuerdo con una investigación efectuada en la cárcel de Rawson, por cuatro médicos de Chubut, de los 200 internos que alberga el establecimiento, 115 están tatuados.
Los doctores Juan Ramón Acosta, Mariano Accardo, Ricardo Alvarez y Oscar Giovanelli trabajaron durante dos años con los presos e hicieron una clasificación exhaustiva de los tatuajes.
Los motivos místicos, por ejemplo, son imágenes de santos y vírgenes, cruces o figuras de Cristo y del diablo. Generalmente, este tipo de tatuajes es muy común en los presos acusados por violación. En un 90% de los casos, esta clase de presidiarios se vuelcan al estudio de los Evangelios y adoptan posturas pacifistas. Los tatuajes pacíficos, también usados por agnósticos y ateos suelen representarse con dibujos de palomas, flores, estrellas o palmeras.
Mientras que para reafirmar su identidad, muchos presos eligen tatuarse su nombre entero o sus iniciales.
También existen los tatuajes afectivos. Así como los griegos creían que el corazón era el lugar donde los hombres guardaban sus amores y pasiones; los presos imprimen sobre su pecho , el nombre de la mujer amada, como signo de consolidación del vínculo.
Esta forma de escritura permite observar la superficie de la piel como lectura iconográfica, mediante la cual se descubre lo biográfico, ya que se pueden reconstruir fragmentos de la vida del sujeto, a través de sus tatuajes.
Las distintas variantes operan como métodos extravagantes, y a la vez, legítimos de comunicación. Pues los mensajes que los presos reproducen en sus tatuajes conforman una verdadera gramática de la piel.
Chicos malos.
Otra variante que se ve con frecuencia en los internos, son los tatuajes agresivos, representados con dibujos de aves de rapiña, espadas, animales feroces y puñales.
Mediante estas figuras, los presos intentan poner en evidencia su rudeza, muchas veces con el fin de obtener un escalafón superior dentro del rango otorgado por los internos.
La calavera, por ejemplo, significa que el portador del tatuaje no dudará en matar, ante una situación límite, para otros es una advertencia a la que se deberá prestar mucha atención.

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